martes, 22 de mayo de 2012

EL MEJOR ATLAS DEL MUNDO


Hoy me gustaría escribir algo sobre los atlas del mundo. Actualmente contamos con dos excepcionales: el publicado por National Geographic en América (Atlas of the World, novena edición revisada) y el que edita The Times en el Reino Unido (The Times Comprehensive Atlas of the World, decimotercera edición). Parece que el inglés supera al primero en información, pero el norteamericano lo aventaja en estética. Este último es mi preferido (aun reconociendo, primero, que da mucha más información del hemisferio norte que del hemiseferio sur y, segundo, que prevalece el mapa político sobre el físico). Ambos tienen defectos y carencias, por supuesto, pero sus virtudes son incuestionables. Pasar las horas recorriendo sus enormes páginas mientras dejamos volar la imaginación supone un verdadero deleite.

En español hay varios atlas interesantes. El Atlas Mundial de Espasa Calpe comparte la cartografía de La Tierra. Gran Atlas Geográfico Vicens Vives. El fondo uniforme de color verde y las mismas líneas rojas que surcan sus páginas con diferentes propósitos resultan monótonos, confusos y terminan desalentando al lector. También contamos con el Atlas Universal Planeta, diseñado por el Instituto Cartográfico de Cataluña. Éste es más completo que el atlas publicado por The Times. Quien lo haya consultado convendrá conmigo en que el exceso de información sumado al minúsculo cuerpo de la letra dificultan su uso, aparte de que los datos que se encuentran cerca de los márgenes interiores resultan inaccesibles. 

He aquí la principal objeción a los editores de atlas: los márgenes interiores. ¿Cuántas veces no habré meditado la conveniencia de editar mapas independientes en cada página o, en su defecto, hacer que los pliegos de los atlas sean más grandes. Me explico: uno abre el libro por el mapa a doble página de América. ¿Qué se encuentra? Fondo azul ocupando los dos extremos del libro y en medio el dibujo del continente. Se ve bien Alaska, sin duda, pero intente uno fijarse en centroamérica o intente buscar alguna ciudad de los Estados Unidos que quede por la mitad de la ilustración... tarea ardua. Uno se ve obligado a forzar el lomo del libro, pero esto no siempre es conveniente ni siquiera posible dado que los atlas suelen editarse en tapa dura. Viendo el mapa de América, uno desearía que esa hermosa ilustración se hubiera editado en una única lámina. Puede hacerse. Imaginemos que nuestro libro mide 50 centímetros de alto por 30 de largo. Abierto seguirá ocupando medio metro de alto por sesenta de largo. Pues bien, ¿por qué no se edita el mismo atlas con esas dimensiones: 50 de alto por 60 de largo? No con el fin de que sus ilustraciones a doble página sean descomunales, sino para no mostrar los mapas en pliegues. Sin duda sus dimensiones no permitirán una consulta cómoda ni resultará práctico en caso de que sea preciso su transporte. Ese problema se puede resolver. ¿Cómo? Editando el libro con anillas en lugar de cosiéndolo con hilo al lomo. Todas las páginas deberían estar plastificadas y podrían separarse del resto al abrir las anillas. Podrían enrollarse y guardarse en un tubo en caso de desplazamiento. Se limpiarían con un paño húmedo, se podría escribir sobre ellos y luego borrar las anotaciones, durarían mucho más tiempo y los niños podrían aprender todos los países en clase sin necesidad de cargar con todo el libro.

Ese atlas ideal debería incluir un mapa físico y otro político de cada país. A continuación, varios mapas detallados. No debería mezclarse, por ejemplo, la información de carreteras y vías ferroviarias: yo dedicaría  una lámina para cada caso. No faltaría información enciclopédica como la bandera, número de habitantes, división administrativa, principales atractivos culturales, etc. Obviamente países como Rusia o EE.UU. merecerían más páginas que Lichtenstein o Portugal, pero siempre con objetiva proporción. Ese libro podría protegerse con un estuche plastificado o metálico con asas para su fácil traslado y patas de goma. Detrás de un armario o en una esquina no ocuparía mucho espacio.

Ese libro no existe, pero podemos hacerlo poco a poco si adquirimos mapas murales independientes. Las principales empresas son: Edigol (su principal interés se limita al ámbito escolar), Freytag & Berndt (impresionantes son sus mapas políticos de Alemania y Austria, y su edición facsímil "Welt antik"), ITMB (el mapa de Sudamérica es muy completo, aunque no me convence tanto la tipografía escogida), Michelin (su mapa mundi plastificado es el más interesante de cuantos conozco) y National Geographic (excelente en todos los sentidos). El mejor mapa de los EE.UU., no obstante, tal vez sea obra de un solo hombre: David Imus. Así lo reconoció en 2010 la CaGIS por su mapa "The Essential Geography of the United States of America". Muchos países cuentan con sus propios institutos geográficos nacionales. Tal es el caso de España, Francia, Reino Unido o Alemania. A ellos dedicaré una entrada en el futuro.

Nota del 6 de mayo de 2014: La décima edición del Atlas of the World, de National Geographic, saldrá a la venta el próximo 30 de septiembre. Ya se puede pedir un ejemplar por adelantado. Su precio es de 195 dólares. El lector puede acceder a una nota sobre el trabajo de actualización del volumen, escrita por Juan José Valdés, pinchando aquí. Debo reconocer que, en tiempos de internet, me emociona que se sigan editando estos lujosos libros en papel.