La higiene es una de las medidas de prevención más importantes contra el contagio de virus. Por eso, para evitar situaciones de alto riesgo como la que vivimos ahora en el mundo, convendría seguir una serie de hábitos higiénicos fundamentales. ¿Cuáles son? Pues los que ya se han descrito en este blog anteriormente:
1. Lavarse bien las manos con frecuencia y siempre antes de manipular alimentos. ¿Cómo hay que lavarse las manos? La mejor forma es con agua tibia y usando jabón. Éste debe frotarse enérgicamente hasta que logremos espuma. Debemos lavar bien los dedos, mantener las uñas limpias y cortas, secar bien con una toallita de un único uso (¡¡hay que evitar el uso de toallas compartidas!!) y, muy importante, evitar el contacto de las manos limpias con el pomo del grifo o de las puertas de los servicios. Lo ideal sería que los grifos se accionaran automáticamente al colocar las manos debajo; no obstante, muchas veces tendremos que abrir el chorro del agua previo contacto con un pomo. En dicho pomo depositamos los gérmenes que portábamos en las manos antes de lavarlas. ¡Y no solo nosotros, sino todo aquél que nos haya precedido! Si después cerramos el pomo con las manos limpias, al entrar nuestra piel en contacto nuevamente con la superficie del pomo, nuestras manos se contagiarán con todos los gérmenes que en ese momento haya en el pomo del grifo. Después, al abrir la puerta del baño, nuestras manos se seguirán contagiando con los gérmenes que dejaron allí los que usaron el lavabo y no se lavaron las manos al salir. Conviene decir que habría que lavarse las manos antes y después de hacer uso del servicio.
2. La ropa usada no puede guardarse de nuevo en el armario. Aunque no nos demos cuenta o no lo veamos, la prenda que nos haya vestido durante el día está llena de gérmenes. La ropa no debería usarse más de dos días seguidos antes de pasar por la lavadora. Es más, la ropa de temporada que se guarda en el armario hasta el año siguiente debería protegerse en bolsas de plástico cerradas y, una vez que quisiéramos usar esa ropa nuevamente, convendría lavarla antes. Los armarios deben sanearse convenientemente y sería preferible forrarlos en madera y no con papel.
3. Ha de evitarse el contacto con animales. Los perros y los gatos pueden hacernos mucha compañía. Son animales muy bonitos y algunas personas se sienten acompañados por sus mascotas. Desgraciadamente, los animales son portadores de numerosas enfermedades. No es casualidad que tantísimos dueños de animales domésticos terminen enfermando de hepatitis. Si nosotros tocamos la piel o el pelo de un animal, deberíamos lavarnos las manos inmediatamente.
4. En el transporte público debe evitarse la tela en los asientos. Es un foco de gérmenes. Resulta preferible el plástico, pues se puede limpiar con más facilidad. Si montamos en el autobús o en el metro, debemos evitar sentarnos en el suelo o apoyar los pies en el borde del asiento de enfrente. Por supuesto, nuestro equipaje de mano nunca debería tocar el suelo y, si no podemos evitarlo, jamás deberemos colocarlo después en un asiento o en una mesa.
5. En casa debemos vestir y calzar ropa de hogar. Al llegar a casa, debemos cambiarnos de ropa y usar un calzado distinto. De esa forma, evitaremos introducir en casa los gérmenes que hayamos portado en nuestra ropa del exterior. Por supuesto, a continuación tenemos la obligación de lavarnos las manos.
6. Los teléfonos móviles, los teclados del ordenador, las pantallas táctiles de información ciudadana, la barra del autobús, el dinero, los libros de una biblioteca pública y tantos otros objetos que usamos frecuentemente con las manos son un foco de gérmenes. Recientemente se llevó a cabo un estudio científico en la sede de una revista extranjera. Descubrieron más patógenos en el teclado de los ordenadores que en los retretes del servicio. Parece mentira, pero es así. ¿Cuánto tiempo usamos el teclado al día? ¿Lo hacemos siempre con las manos limpias? ¿Con qué frecuencia limpiamos debidamente nuestro teclado? Ahí se acumula mucha suciedad. Luego, cuando sentimos fatiga, nos llevamos las manos a los ojos o a la boca, llevando inconscientemente todos los gérmenes a nuestro organismo.
7. Cuando cocinemos, debemos potenciar nuestro cuidado. ¿No nos dicen los expertos que la mayoría de las defensas del organismo se encuentran en el aparato digestivo? Ello se debe a que la boca es la vía principal de acceso a nuestro cuerpo. Lo que comemos nos da la vida, pero también nos puede enfermar gravemente. Hay que ayudar a esas defensas naturales tomando especiales precauciones al manipular los alimentos. Por ejemplo: el fregadero, de no mantenerse bien desinfectado, es un foco de infección. Nunca debemos lavar allí la verdura o las hortalizas ni debemos tampoco recoger la comida que se nos haya caído. En su lugar, usaremos utensilios de cocina como escurridores metálicos y fuentes de cristal. No olvidemos lavar bien los alimentos, cocer bien la comida y no compartir los cubiertos: cada elemento del servicio cumple su cometido en la mesa. Por ejemplo, igual que es de mala educación llevarse el cuchillo a la boca, resulta inapropiado usar nuestra pala para untar mantequilla en el pan. Si conocemos esas normas de etiqueta, no debemos olvidarnos de que, además de incorrecto, resulta peligroso para la salud, por ejemplo, beber de otro vaso o utilizar nuestro tenedor para llevarnos comida de una fuente común: para ello se emplean otros servicios y no los nuestros.
8. La limpieza en el hogar. No debemos usar una bayeta para varios usos. Ésta debe ser de rejilla y debemos desinfectarla periódicamente con lejía. Nunca, nunca, nunca podemos dejar que la bayeta se vea sucia. En muchas cafeterías utilizan paños de algodón renegridos para limpiar la boquilla de la cafetera. Jamás deberíamos permitirlo, pues la leche que bebamos a continuación estará plagada de gérmenes. ¿Y en el cuarto de baño? Los sanitarios no pueden limpiarse con bayeta y mucho menos debe emplearse, a continuación, para limpiar las griferías. Es preferible utilizar servicios de papel. Por otra parte, el agua del cubo de la fregona debe reponerse constantemente y resulta conveniente añadir un poco de amoniaco perfumado, que es un gran desinfectante. Finalmente, por comentar algo más, no olvidemos que las maletas deberían lavarse después de su uso. Por eso es preferible comprar maletas de metal, a las que se les pueda pasar un trapo húmedo o alcohol para limpiar la parte externa. Limpiar la parte interna ya es harina de otro costal.
Se podrían dar muchos más consejos, pero creo que con estos ocho nos evitaríamos muchas desgracias diarias. Hay mucha información en internet. Personalmente, me gustan dos páginas web: una es la del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona, orientada al mundo escolar; otra, la del Instituto Pasteur, también pensada para los más pequeños.