Me ha parecido interesante la siguiente noticia publicada en la página web del diario inglés The Guardian: "Time to go into battle to save our world of books". Yo prestaría atención a los datos finales. Al compararnos con las cifras del Reino Unido, uno creería que, sin duda, se cometió un error al publicar los siguientes datos:
There were 328.5 million visits to UK public libraries in 2007/8 compared with just over 345 million in 1997 – almost 20 million fewer visits per year.
En España, según la "Encuesta de hábitos y prácticas culturales 2006/2007", basada en una investigación por muestreo dirigida a dieciséis mil personas (con un margen de error en los datos del 1 %), sólo el 31,2 % de la población española entró en un museo el año pasado. A la biblioteca fue el 17,6 % y a conciertos de música clásica, el 8.4 % (a la ópera sólo el 2,7 %). Si desean conocer todos los datos, pinchen aquí y, si sólo quieren acceder al resumen general del estudio, hagan click en este enlace.
Cuando uno lee el Manifiesto de la IFLA/UNESCO sobre la biblioteca pública y compara los propósitos de ésta con la utilidad que le damos en este país, basándonos en los datos de la encuesta del Ministerio de Cultura, sabiendo, además, que no sólo se acude poco a la biblioteca sino que se compran muy pocos libros, llega a una triste conclusión: España es un país de borregos. El otro día expresó su sospecha José Antonio Marina en un documental emitido en el segundo canal público de la televisión española: si un país paga mucho por un jugador de fútbol, pero invierte poco en comprar buenos investigadores, ¿qué resultado nos ofrece esa balanza? Pues que se trata de un país de idiotas. El programa, emitido en Documentos TV, no está disponible en TVE a la carta, por supuesto (para los cuatro que usan internet en España, nos van a poner un documental... pega más La hora de José Mota o Vivir en tiempos revueltos), aunque hay que reconocer que fue flojo, pero la web del programa nos ofrece un escueto resumen (lo que ya es triste) que puede verse pinchando aquí. La fuga de talentos... ése es un tema interesante para otro día: el gobierno español los forma aquí y, una vez listos para ser productivos, les da una patada en el culo. Gesto del que se benefician los gobiernos extranjeros, que no pagaron un duro por su educación, pero que después de formados, los contratan para que enriquezcan a sus naciones (la de los gobiernos extranjeros, no la de los investigadores, por supuesto).
Las bibliotecas públicas, a criar malvas...