miércoles, 30 de mayo de 2007

FERNANDO BÁEZ, PREMIO NACIONAL DEL LIBRO EN BRASIL

Queridos amigos de EL BLOG ILUSTRADO:

Arderá Troya, pero nunca la red y, sin embargo, qué facil sería borrarla para siempre tras pulsar un botón ¿verdad? Eso viene haciendo el ser humano desde antaño, pero a la manera de cada tiempo: por lo común, bastante violenta.

Sobre la destrucción de los libros escribió nuestro amigo venezolano don Fernando Báez un ensayo que todos conocemos ya y que está arrasando en medio mundo y lo que te rondaré, morena: a lo que queda de él, aún ignorante del fénix literario que se les avecina, ya lo achicarán los editores de cada país como mejor crean conveniente. Mientras tanto, don Fernando al pie del cañón, viajero infatigable, lector fervoroso, ávido escritor de cada día y, sobre todo, muy buena gente. Hoy me enteré: le acaban de conceder el Premio Nacional del Libro en Brasil, en la categoría de "Libro Teórico", por la versión en portugués de su Historia universal de la destrucción de los libros. En Brasil ya va por la segunda edición, según nos informa don Alejandro Zerpa en su blog dedicado a la figura y obra del investigador venezolano.

Qué otra cosa puede un amigo decirle en una ocasión así a Fernando sino "¡Chapó, hermano! Y a disfrutarlo con salud en familia".

Nunca dejará de maravillarme la hermosa gesta del ser humano: sus frutos son dulces y se hacen esperar. Es lo que tienen los grandes logros conseguidos con esmero, humildad y una inmensa dosis de fe: la recompensa de saber que uno cumplió con su trabajo y que todo está bien hecho. Otra, al fin y al cabo, no nos queda. Y saber que, allá donde uno esté, se lleva a todos los amigos consigo, a la familia, a las personas que le importan. Ignoraremos lo dura que haya sido la jornada, lo impersonal que resulte la sala de espera del aeropuerto, la soledad del escritor ante el teclado japonés y el terrible insomnio acechando los dominios de la noche: seguiremos escalando el duro trecho pasito a pasito, que es como se recorren las largas distancias.

Fernando, compañero, ya sólo te falta un sombrero que calarte para bajar la mirada y echar a andar como siempre. A todo llegaremos ¿verdad?

Un abrazo a todos,

Rafael