Parece inminente la implantación del libro electrónico en España. Los precios no son asequibles, pero bajarán. Actualmente existen distintos modelos. Estos son los principales:
Kindle, de la empresa americana Amazon. Acaba de salir su versión DX, que mejora mucho a las anteriores.
Reader Digital Book, de la japonesa Sony. En el enlace se puede ver el último modelo.
iRex Technologies comercializa varios lectores: iLiad, que acaba de evolucionar (el nuevo dispositivo se llama iLiad 2nd Edition), y la serie iRex Digital Reader 1000 (existen dos modelos principales, aunque luego se puede encontrar otro con conexión sin cables). Posiblemente, el iRex Digital Reader 1000SW es el mejor e-book del mercado hoy.
La francesa Bookeen ha lanzado su Cybook Gen3. Al igual que el modelo de Sony, el modelo galo ofrece una pantalla más pequeña que sus competidores: sólo seis pulgadas, lo que reduce mucho el espacio de lectura para mi gusto.
Jinke es una empresa china fundada en 1985. Se dedica al desarrollo de libros electrónicos desde su comienzo. Merece la pena conocer mejor esta compañía asiática. En su web puede leerse lo siguiente:
Tianjin Jinke Electronics Co., LTD founded in 1985, is a high-tech joint-owned enterprise, which cooperates with Nankai University and the Hong Kong Proud Growth Group. Jinke Company is located in Tianjin New Technology Park. It has nearly 200 staff with ninety-five percent holding post-graduate degrees and with twenty percent holding Masters and Doctor Degrees. Jinke Company devotes itself to the research and development and manufacture of electronic book device-eReader. Jinke is the first one of the leading national software companies to be credited with the ISO9001 Quality System Certificate and it is a global leading eReader manufacturer.
Su modelo actual es el Hanlin eReader V3, pero próximamente comercializará la serie V9, que aportará numerosas mejoras y se perfila como uno de los mejores libros electrónicos.
Existen (o existieron) otros modelos, como el de Seiko-Epson (que no veo por ningún lado en sus páginas web oficiales), o el de Fujitsu, que propone un aparato con pantalla a color y tiene un precio prohibitivo.
Los precios varían entre los doscientos cincuenta euros y los setecientos. Cada uno tiene sus particularidades y es decisión última del usuario ver qué modelo le resultará más conveniente comprar. Hoy, incluso el e-book más económico, todos los ejemplares resultan caros. Con el tiempo resultarán más económicos, por supuesto, y también se perfeccionarán: así ha sido siempre en el sector tecnológico. El libro electrónico no iba a ser una excepción. Por ahora, el mayor problema que veo es la escasa oferta editorial dirigida a este formato. Si el e-book va a implantarse en España, la política comercial de la industria del libro debe dar un giro de ciento ochenta grados. Pondré un ejemplo: ahora ya es posible descargar en un libro electrónico cualquier título de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes o de la web Project Gutenberg. Sin embargo, el usuario de e-book no tiene a su disposición las ediciones críticas de ninguna editorial española. Entonces, si lo que el lector desea es manejar la edición de El Quijote que don Francisco Rico publicó en Crítica y que ahora está disponible en Galaxia Gutenberg o El lazarillo de Tormes según la edición de doña Rosa Navarro Durán en Octaedro, no le queda otra que usar la publicación en papel de los respectivos sellos editoriales. Ahora bien, si cualquier libro publicado en papel se pudiera encontrar en formato digital (y, sobre todo, a un precio mucho más económico), la cosa cambiaría.
Yo creo que podría haber tres formatos de libro electrónico: el primero, de bolsillo, para leer literatura en cualquier sitio; el segundo, un formato similar al DIN A4, para además manejar mapas o leer periódicos y revistas, y el tercero, el de mayor tamaño, con un objetivo multiuso (por ejemplo, podría crearse un DIN A3 partido en dos, destinando la pantalla de la derecha a lectura y la de la izquierda a consultas relacionadas o no con dicha lectura: definiciones, mapas, contenido enciclopédico, acceso a internet, anotaciones personales, etc.). Con el tiempo, probablemente, la utilidad del libro electrónico se multiplique, convirtiéndose en algo similar a un portátil. Yo, sin embargo, preferiría que éste se limitara a servir de instrumento de lectura.
Sería un enorme triunfo tener en un dispositivo tan pequeño la biblioteca total que ha producido el ser humano. Este aparato puede convivir perfectamente con el libro en papel. Yo prefiero éste a cualquier otra aproximación; no obstante, las ventajas del libro electrónico son evidentes: ahorro energético y de espacio, acceso inmediato e ilimitado a cualquier texto, comodidad para el estudio y la posibilidad de aprender más en menos tiempo, favorece la higiene, se reducirán los costes (así más gente podrá acceder a la cultura escrita), entre otras.
Problemas que veo al e-book:
- Que las editoriales no reduzcan el precio de los libros o que algunos textos sólo se puedan adquirir por un tiempo limitado.
- Que las empresas tecnológicas nos vendan un sistema actualizado cada poco tiempo y dejen los modelos viejos obsoletos en cuatro días (ahí tenemos el ejemplo vergonzoso de la informática o los teléfonos móviles).
- Que leer en una pantalla de tinta electrónica SÍ afecte a nuestra vista (al menos a largo plazo) igual que las pantallas LCD/TFT decían que no perjudicaban a los ojos y SÍ lo hacen (a corto y largo plazo).
- Que descargar los textos en nuestro lector resulte complicado o haya que resolver un trámite con un tercero (ejemplo: Kindle DX y los envíos a correo electrónico para bajarnos documentos en formato pdf), lo que podría suponer una vulneración de la privacidad del contenido de dicho documento.
- Que se rompa el aparato con facilidad y ¡adiós biblioteca! También contemplo la posibilidad de hurto.
- Que el modelo escogido sea incompatible con algunos tipos de almacenamiento y/o visionado de textos e imágenes. Se podría evitar si los técnicos desarrollan un sistema que convierta cualquier tipo de archivo en uno estándar para e-books, vamos, con un conversor.
Para ir acabando, si tuviera que diseñar mi libro electrónico ideal, pensaría en un formato de lectura similar al DIN A4 (escondería en una plataforma interior el teclado), con una pantalla lo más inocua posible para la vista, que permitiera aumentar y disminuir el tamaño de la letra sin distorsionar los textos con gráficos, con varias baterías (para alargar lo máximo posible la vida del e-book hasta la siguiente recarga) y capacidad para manejar varias tarjetas de memoria al mismo tiempo (así podría portar más libros), que tuviera conexión inalámbrica a internet, que permitiera la lectura de revistas y periódicos, con una contraseña de acceso para mejorar la seguridad del aparato, fabricado contra desperfectos producidos por golpes y arañazos en la pantalla, económico y duradero, con acceso a cualquier texto publicado hasta la fecha (gratis si el libro/revista no tuviera derechos de autor o a un bajo precio en caso de tener que comprarlo en una librería), que permitiera anotaciones con un teclado externo o con un lápiz, que leyese el texto escrito para que el usuario pudiera escucharlo por un altavoz o a través de unos cascos (ideal para personas ciegas o con problemas visuales), con un potente buscador (autor, título, editorial, colección, ISBN/ISSN, palabra clave, tema, etc.), que permitiera tener abiertos varios libros al mismo tiempo (igual que el sistema de ventanas de Internet Explorer, por ejemplo) y, por supuesto, que, para una vez que nos pusiéramos a hacer algo, el mejor modelo se fabricara en España.
Casi todo lo apuntado ya existe o se estará haciendo posible ahora. El mayor escollo, no obstante, será convencer al sector editorial de que ponga todo su fondo en versión electrónica. El futuro de nuestro planeta está en juego y la industria del papel juega un rol importantísimo. No nos vendría mal frenar la deforestación del Amazonas. Si lográramos este paso, mucha más gente se animaría a leer. Un libro electrónico no se ensucia, no ocupa lugar, no pesa, todas las hojas se leen perfectamente (esos márgenes interiores que no hay ser humano que los lea a veces...), el cuerpo de letra se adapta a nuestras necesidades, las páginas se leerán mejor porque una pantalla DIN A4 es más del doble de grande que la caja del texto de la mejor edición de cualquier clásico literario en papel, se puede subrayar o anotar a antojo y luego borrar sin dejar huella... ¿no sería el instrumento soñado por cualquier lector?