Me preguntaba, queridos lectores, cuándo sabremos a ciencia cierta en qué consiste eso que llamamos "belleza". El otro día me informaban sobre la proporción áurea y unos índices biológicos que parecen andar detrás de nuestras afinidades.
Yo recordé una imagen y quise rescatarla para todos vosotros. El cuadro es conocido como "La odalisca" y lo pintó Mariano Fortuny en 1861. Es un óleo sobre cartón y actualmente se encuentra en el Museo de Arte de Cataluña.
En la cultura turca, las odaliscas eran exclavas sexuales al servicio de su amo. La imagen, por muy sugerente y exótica que nos parezca, me resulta lamentable: el proxeneta y la prostituta a la fuerza. También me vienen a la memoria unas páginas dramáticas de Naguib Mahfuz en El callejón de los milagros, cuando la joven y guapa chica descubre que el chulo de turno sólo la quiere para que se prostituya en la calle. Uno no olvida su final, tampoco las lágrimas que caen por su tierna mejilla.
¿Cuántas mujeres habrán llorado igualmente desconsoladas por la opresión bruta de un hombre sin escrúpulos? Ambos son víctimas, pero no puedo dejar de simpatizar con la mujer: sí él no puede conocer otro destino, ella al menos sí.
¿Veremos ahora el cuadro con otros ojos? ¿Cuánto tiempo más deberá pasar hasta que la sociedad cure de su ceguera?