La Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana es la mejor obra de consulta que se ha escrito hasta la fecha. En sus páginas, uno tiene la seguridad de que podrá encontrar todo lo que busque. Y el viernes, leyendo el contenido de una entrada para mi tesis, descubrí una cita que me maravilló y por eso hoy quise compartirla con ustedes. Tiene los ingredientes necesarios para elevar una oración a la categoría de sentencia. Dice así:
"Las instituciones separan y las tradiciones enlazan", Gregorovius.
Tengo un amigo en Venezuela que está preocupado por la situación de su país. Me cuenta que es labor de las personas de ingenio fomentar la amistad entre los pueblos, pues aquello que llamamos educación sirve para alejar el mal y la discordia. Creo que su idea es poderosa y que podemos intentarlo juntos. A ustedes también les quiero invitar. Distanciándonos de la violencia y la ignorancia, que son primas hermanas, nos acercamos al saber y, por lo tanto, a la justicia, que siempre debe ir acompañada de la caridad y la misericordia (éste no es un mundo perfecto, pero podemos aproximarnos mucho a esa perfección con un poquito de humildad, perdón y empatía).
He escuchado a muchos opositores decir que ellos desean enseñar porque, al hacerse funcionarios, tendrán un trabajo seguro de por vida. Dicen que el empleo tiene un buen horario y que las vacaciones son magníficas, aunque se quejan de que no puedan ganar aún más. No les suelo responder porque sería en balde. Seguro que llegan a profesores, pero jamás lograrán un solo discípulo: nadie podrá llamarles maestros. Sin embargo, también habrá quienes entren en un aula pensando que tienen la responsabilidad de formar a un grupo de personas para el bien. Esos no suelen quejarse de nada ni andan mirando las manecillas del reloj cada cuarto de hora con cara de fastidio. No aspiro a que en cada aula entre un Sócrates. Me da que Sócrates hay bien poquitos y así es para nuestra desgracia. De ahí a ver en internet cómo un alumno agrede a su profesora... Algunos tienen buena voluntad, pero no están hechos para ese oficio (lo que es una desgracia se mire por donde se mire). En cualquier caso, y por muy caótica que sea la situación actual en las escuelas e institutos, me conmueve leer el número 835 (24 de noviembre de 2007) del suplemento literario "Babelia", ése que incluye el diario español EL PAÍS cada sábado y cada vez mejor:
"Libros contra balas", reza un titular. "El Parque Biblioteca España ha transformado la geografía de la violencia en Medellín". El artículo lo firma don Armando Neira.
Fernando Báez participó como conferenciante en el Congreso Internacional de Bibliotecas celebrado hace unas semanas en Medellín. Resulta esperanzador saber que hay personas moviéndose en esta dirección. Si una biblioteca pública puede alejar a un joven de la marginalidad, cuando no de la delincuencia, ¿a qué estamos esperando para llenar miles de estanterías con maravillosos libros?
Fomentemos las tradiciones que enlazan a las personas y las llevan al buen camino. La tradición de contar historias, de leer buenos libros, de enseñar al aire libre los misterios de la vida, de contemplar con asombro lo más grande y lo más pequeño, la de curiosear con ánimo alegre, la de la despreocupación, la de la holgazanería, la del empeño y el esfuerzo, la del amor a uno mismo y la del respeto a los demás. Así nadie nos mandará callar, sino que nos invitará a su casa para compartir un rato de su vida a nuestro lado. Porque, esto nunca debería olvidarse, las instituciones las hacen las personas y sólo las buenas personas están llamadas a constituirlas.