Benjamin Feingold fue un alergólogo infantil que propuso una dieta pensada para personas con problemas de atención e hiperactividad. Consideraba que podía existir una relación directa entre dichos trastornos y la alimentación. Su dieta eliminaba los aditivos y los salicilatos. Sus estudios demostraron que muchos niños mejoraban tras seguir las pautas alimentarias prescritas y que empeoraban al abandonarlas.
El llamado "trastorno de atención con hiperactividad" es uno de los motivos principales de fracaso escolar. Muchos docentes tienen niños con TDAH y no siempre saben cómo actuar correctamente ante los desafíos que conllevan la educación de estos jóvenes y su integración satisfactoria en el grupo. Los padres suelen acudir al colegio para reunirse con los tutores y con el equipo de orientación psicopedagógica. Se hace un seguimiento del alumno y se ponen en marcha las mejores estrategias. Pero todo eso no cura el TDAH. Benjamin Feingold demostró que su programa no sólo aliviaba el TDAH, sino que también disminuía los rigores de otros problemas de salud como el asma, la depresión, el desorden obsesivo-compulsivo, los terrores nocturnos y la urticaria, entre otros.
Todo lo que ingerimos tiene un efecto en nuestro organismo. La nutrición, por lo tanto, juega un papel determinante en nuestra salud. Apostar por el conocimiento detallado de los beneficios y riesgos de los alimentos que consumimos puede mejorar nuestra calidad de vida. Ahora están de moda los libros de divulgación médica que inciden en los beneficios de una alimentación saludable. Auténticos superventas como Alimentos que curan, Comer sano para vivir más y mejor o El detective en el supermercado. ¿Quién no se preocupa hoy por estos asuntos? El doctor Feingold nos legó un precioso trabajo que merece la pena ser conocido.