Hoy es viernes, día de recomendaciones en EL BLOG ILUSTRADO.
El Abecerraje (edición de Francisco López Estrada, incluye una extensa antología de romances, número 115 de la colección "Letras Hispánicas", Cátedra). Novela morisca, injustamente despreciada hoy por ser eso, novela morisca, pues suena a "aburrido". Del mismo tiempo que El Lazarillo, comparte con aquél la virtud de la brevedad y sirvió a su vez de modelo para numerosos imitadores. Gozó de fama, pues el propio Cervantes, cuando Don Quijote regresa a la aldea tras la primera salida, hizo que éste recordara los amores del cautivo Abindarráez y la hermosa Jarifa:
[...] en aquel punto, olvidándose de Valdovinos, se acordó del moro Abindarráez, cuando el alcaide de Antequera, Rodrigo de Narváez, le prendió y llevó cautivo a la alcaidía. De suerte que, cuando el labrador le volvió a preguntar que cómo estaba y qué sentía, le respondió las mismas palabras y razones que el cautivo Abencerraje respondía a Rodrigo de Narváez, del mismo modo que él había leído la historia de La Diana de Jorge de Montemayor, donde se escribe; aprovechándose de ella tan a propósito, que el labrador se iba dando al diablo de oír tanta máquina de necedades; por donde conoció que su vecino estaba loco, y dábale priesa a llegar al pueblo por excusar el enfado que don Quijote le causaba con la larga arenga. Al cabo de lo cual dijo: Sepa vuestra merced, señor don Rodrigo de Narváez, que esta hermosa Jarifa que he dicho es ahora la linda Dulcinea del Toboso, por quien yo he hecho, hago y haré los más famosos hechos de caballerías que se han visto, vean ni verán en el mundo. (Primera Parte, Capítulo V, página 57, edición conjunta de la RAE, la Fundación Caja de Madrid y la editorial Alfaguara)
Una versión posterior se intercaló en La Diana, de Jorge de Montemayor, como bien indica Cervantes (no la busque el lector al final del Libro Cuarto, lugar que suele ocupar, en la edición de Juan Montero: según señala el propio estudioso en las páginas 89 y 90 de la introducción, la decisión de intercalar esa pieza debió de ser una decisión ajena a Montemayor; por otra parte, Montero sigue la edición princeps, que, junto a la milanesa, fueron curiosamente las únicas a las que tuvo acceso el autor y en las que no apareció la interpolación), y el propio Lope se valió de su argumento para una de sus obras teatrales: El remedio en la desdicha (para López Estrada se trataría de la misma pieza titulada Abindarráez y Narváez, pero con retoques posteriores).
La Antología poética del Siglo de Oro, preparada por doña Esperanza Ortega para la colección "Nueva Biblioteca Didáctica" de la editorial Anaya, reune una completa nómina de la mejor poesía española de los siglos XVI y XVII. Contiene una breve introducción con bibliografía, numerosas notas e indicaciones interesantes para el alumno de Secundaria, varias ilustraciones en blanco y negro, distintas propuestas de actividades en el aula y un breve glosario al final del libro con las principales figuras literarias y composiciones métricas vistas en los poemas. Se ha facilitado la lectura de los textos actualizándose la ortografía en todos los casos. Libro pensado, pues, para la enseñanza de la literatura española en los colegios, pero también como regalo a los chavales e incentivo a la lectura.