jueves, 5 de mayo de 2011

LA DROGA Y LAS PESADILLAS DE LA REALIDAD

Réquiem por un sueño fue dirigida por Darren Aronofsky en el año 2000. Basada en la novela homónima de Hubert Selby Jr. (Requiem for a Dream, de 1978), cuenta la historia de una madre, un hijo, su novia y un amigo. La madre vive sola, pegada al televisor del salón y recordando a su marido ya fallecido. Teme las visitas de su hijo, que sólo acude a casa para llevarse la televisión que luego pretende empeñar para conseguir dinero fácil. Suele acompañarlo un colega. Los dos gastan el dinero en droga, pero pronto se les ocurre la idea de trabajar como camellos. El negocio les funciona al principio, hasta que todo se tuerce un día en el que se produce un tiroteo y su proveedor es asesinado. Enganchados a la droga, buscan desesperadamente una salida a sus problemas económicos. La novia del chico, también con mono, comienza a prostituirse por una dosis. Mientras tanto, la madre del protagonista inicia un plan para adelgazar tras haber recibido la llamada de un programa de televisión anunciándole que ha sido escogida para participar como invitada especial. Un especialista le receta unas pastillas que le harán perder peso y, con él, la cabeza.

La película cuenta la caída de estos cuatro personajes. Los abismos de la droga, de la soledad y del pasado. Si no fuera por su excesiva dureza, algunas imágenes demasiado explícitas y momentos realmente angustiosos, debería ser una cinta de visionado obligatorio en los centros de enseñanza secundaria; no obstante, éstas son sus principales virtudes. Por eso, tal vez por eso, quizá por su realismo crudo, por la violencia descarnada, por la angustia sin maquillaje, por la alienación de la vida moderna que expone, también por su hipnotizante música... quizá por eso y por más deberían echarla en todas las aulas de España.