Ahora que el precio del billete sencillo de autobús y metro en la capital de España ha subido un 50% (así, con un par), merece la pena preguntarse por qué razón la Empresa Municipal de Transportes de Madrid no tiene línea 13. Ignoro el motivo, aunque me imagino que se tratará de mera superstición.
Esta anécdota suscitó en mí el título de la entrada, que más bien parece el de un relato pulp. Puedo ver la portada de la revista: un autobús de los años 50, dibujado con colores chillones en los que predominan los tonos melados (si desea enriquecer su vocabulario, busque en el Diccionario de la RAE las palabras flavo y gilvo). Un grupo de escolares vestidos con gorra, suéter y pantalón corto miran aterrados por las ventanillas. La expresión de horror dibujada en la cara del conductor avisa a los lectores del peligro que corre el grupo. Tal vez intenten escaparse de las garras de algún ser extraterrestre, puede que de un ente maligno generado por la radiación nuclear tras la II Guerra Mundial. Quién sabe: cualquier peligro puede suceder a los niños del... autobús de la linea 13. Me entra la risa. No es para menos. Yo creo, más bien, que intentan huir del tarifazo. Ingenuos... podemos zafarnos de cualquier cosa, excepto de los impuestos.