Imagina que un día tú has sido yo y yo he sido tú. Imagina que tu alma inmortal se ha reencarnado en cada forma que tuvo vida. Imagina que fue un juego. Eres el resultado de una combinación que ha durado siglos. Imagina cualquier cosa porque es posible. ¿Y si te dijera que es cierto? ¿Qué pensarías entonces? Mira a tu alrededor. El dolor ajeno es tu dolor. La soledad de los demás es tu soledad. La angustia que viven otros es la que tú vives. ¿A qué esperas para aliviar tu propia infelicidad?
Un día la complejidad del mundo se reducirá a una unidad y sonreíra complacida. Habrá sido un largo viaje. Tú habrás formado parte de esa aventura. Tú serás esa esencia de todo lo que fue. Y yo también. No malgastes tu tiempo porque tal vez sólo tengas esta oportunidad de ser quien ahora eres. Haz que valga la pena. Apuesta por la generosidad, el amor y la empatía. Busca aquello que te haga feliz. Respeta toda forma de vida si no supone una amenaza para ti. Sé piadoso, pues el daño que hagas te lo haces a ti mismo. Disculpa tus errores. Piensa que mañana todo puede empezar de nuevo si te lo propones. No tengas miedo y no consientas que nadie te haga daño. Inténtalo. Atrévete. Recuerda que la vida es un juego. Formas parte de algo. Eres un ser humano: cobra conciencia de lo que ello conlleva. Realízate. No temas ser sincero: si mientes, sólo te pasarán cosas malas porque estarás traicionando tu esencia y confundirás a los que lleguen hasta ti. Quizá nada suceda por casualidad.
Ya lo sabes: hoy empieza la vida una vez más. Todo es nuevo si así lo aceptas. Que te vaya muy bien, joven explorador.