miércoles, 14 de diciembre de 2011

A SUPERMAN LE RESBALAN LAS BACTERIAS... Y ¿A USTED?

Leo ayer una noticia en la página web del diario español EL PAÍS que debería inquietar a la sociedad, pero que no ha trascendido a pesar de su enorme importancia para la salud del consumidor: según un estudio de la Universidad de Valencia que ha publicado la revista Food control, el 43% de los zumos de naranja que se sirven en los bares españoles contiene bacterias como la salmonela y la escherichia coli. Puede leerse la noticia haciendo click aquí.

Según el estudio, la probabilidad de encontrar enterobacterias en el zumo supera el 80% si éste se ha conservado en una jarra de metal, frente a un 22% en el caso de servirse directamente exprimido en un vaso, de ahí que la investigación apunte a la falta de higiene de dichos contenedores como causa de la proliferación de microorganismos.

Algo que ignoran muchos clientes y probablemente la mayoría de los "profesionales" de la hostelería, cada vez menos cualificados, que trabajan en España es que las naranjas hay que lavarlas antes de ponerlas en la máquina exprimidora y que no vale con lavarlas de cualquier modo. Así se evitarían muchos disgustos.

¿Cuántas veces notó picor o advirtió un prurito poco después de salir de una cafetería o de un restaurante? En esos casos solemos decir "algo que he tomado me ha sentado mal" cuando lo correcto sería "me han intoxicado". Cómo cambia la situación si escogemos las palabras adecuadas...

Muchas veces vemos cosas que preferimos no comentar al camarero por miedo a que "nos escupan" en la comida como represalia. Esa única razón debería bastarnos para darnos cuenta de que nos hemos metido en el lugar equivocado y que más nos valdría marcharnos de ahí y no volver más. Otras veces sentimos pudor. Bueno, usted elige: que le intoxique alguien al que probablemente le importe un comino su salud o proteger su integridad aun a riesgo de quedar como un "gilipollas de mierda", que es lo que va a mascullar el camarero en cuanto se dé media vuelta.

Dejo para otra ocasión el tema de las bayetas, que deberían estar blancas y lustrosas en toda ocasión, y no renegridas por la mierda acumulada de un uso, además, incorrecto (¿qué es eso de que usen una bayeta, una y no más, para "limpiar" todo?) o el muy frecuente "ahora le paso la bayeta", que dicen los camareros, refiriéndose en realidad a "en seguida le paso esta telita asquerosa con la que tiraré al suelo las miguitas que ha dejado esparcidas el cliente anterior, luego meteré mis dedos en los vasos y tazas usadas, a continuación, sin lavarme las manos, cobraré al señor de la barra, meteré mis dedos en su taza, le haré la tostada y de paso iré al baño a orinar sin intención alguna de lavarme las manos, por supuesto". Alguien se creerá que puede salir impune de ese bar, claro, y después saca la capa y se va volando al trabajo...

Apéndice: ¿Cómo hacer un zumo de naranja?

1. Lávese bien las manos (que el jabón haga espuma, agua caliente, no cierre el grifo poniendo la mano limpia en el pomo, etc.).

2. Limpie con un producto desinfectante la superficie donde pondrá las naranjas limpias, preferiblemente sobre un papel o paño.

3. Lávese las manos de nuevo y después coloque el papel o el paño sobre la superficie limpia y seca.

4. Abra el grifo (¡ojo con el pomo!) y tome la primera naranja. Póngala bajo el chorro. Frote bien la superficie de la fruta ayudándose con los dedos. Verá que ésta pierde una película de color anaranjado. Si lo prefiere, puede ayudarse de un cepillo. Cuando termine, coloque la naranja sobre el papel o paño que colocó previamente en la encimera y siga con el resto de las naranjas hasta limpiarlas todas.

5. Lávese las manos de nuevo.

6. Tome todas las herramientas que necesite para hacer el zumo. Generalmente, un exprimidor, un colador, una jarrita, un cuchillo, un cuenco y una cucharilla. Es recomendable pasar por el grifo todo antes de emplearlo con el fin de eliminar el polvo del ambiente que haya acumulado desde su último uso.

7. Corte la naranja en dos, exprima, vierta el zumo del exprimidor en la jarrita, use el colador para que el jugo no tenga grumos, retire con la cucharita los restos y póngalos en el cuenco. Siga, a continuación, con la siguiente naranja y repita la misma operación hasta el final. De vez en cuando, puede pasar por el grifo tanto el colador como el cuchillo para limpiarlos.

8. Cuando haya terminado, tómese su zumo y que le siente bien. Ahora compare esta simple operación con la que habitualmente sufrimos en cualquier cafetería: nadie lava las naranjas, se manipulan los alimentos con las manos sucias, el vaso no huele bien y encima nos cobran una fortuna.

Todo esto tiene remedio. La forma de evitar esta falta de higiene es muy sencilla: quéjese.