Estimado lector de EL BLOG ILUSTRADO:
Hoy me gustaría pedirle que visitara las dos páginas web que le indicaré un poco más abajo. No le llevará demasiado tiempo. Algunas decisiones, además, deben tomarse rápidamente, sin pensarlo demasiado. Quizá porque nos resulten obvias y, sin embargo, tal vez no hayamos reparado en ellas anteriormente. Le hablo de donar: su sangre, sus órganos y sus tejidos. ¿No pensó nunca al respecto?
Donar sangre es muy simple. Basta con acercarse a la dirección que indican nuestros amigos de la Cruz Roja y rellenar un sencillo formulario. Usted debe ser mayor de edad, pesar más de cincuenta kilos y tener buena salud. Se puede donar sangre varias veces al año: tres si usted es mujer, cuatro si es usted varón. Existen dos tipos de donación: la normal, aquélla que consiste simplemente en tomar sangre del voluntario; y la llamada "aféresis", una técnica algo más compleja cuyos resultados son mucho más valiosos para algunos enfermos como los de leucemia.
La donación de órganos y tejidos debería ser una obligación no impuesta, un deber moral. Imagine esta escena: un hombre rico acaba de comer. Está saciado. No puede terminarse la comida. Ahí han quedado varios platos sin tocar y el postre. A su lado hay un hombre pobre. Éste no ha probado bocado desde hace días. ¿Se imagina que el hombre rico no quisiera compartir su comida, que tendrá que tirar a la basura, con el hombre pobre? Sería inhumano, ¿verdad? Lo mismo ocurre con la donación de órganos y tejidos. Si un día vamos a morir, ¿de qué nos servirá ya el cuerpo? De nada. ¿Por qué no dar la oportunidad a quien necesita un órgano? Ni siquiera se trata de generosidad. Imagine que es usted el enfermo. ¿Entendería que alguien que acaba de fallecer, cuyos órganos pueden trasplantarse a personas vivas, fuera enterrado o incinerado con ellos cuando, entre otros muchos pacientes, usted podría necesitar, por ejemplo, un riñón de esa persona para seguir viviendo? Otra inhumanidad, ¿cierto? Bueno, pues, si de nada nos va a servir el cuerpo cuando hayamos fallecido y nuestros órganos y tejidos pueden salvar a otras personas, sabiendo que es cruel e inhumano no dar nuestro previo consentimiento para que algo de nosotros permita salvar la vida de tanta gente, ¿por qué no tomar la decisión hoy mismo de hacerse donante?
En vida se puede donar médula ósea y, si usted está embarazada o lo está su mujer, piense que la sangre del cordón umbilical de su futuro hijo contiene gran cantidad de células especializadas que permiten la renovación de las células sanguíneas. Aquellas células pueden trasplantarse a enfermos de médula. El éxito terapéutico abre una esperanza de vida a aquellos que necesitan que usted dé el consentimiento para que la sangre del cordón umbilical sea empleada con dicho fin: salvar la vida. Fíjese: no sólo usted estará dando la vida a su ser más querido. El regalo es doble: la vida de su hijo traerá esperanza a muchas personas que quieren seguir viviendo. Usted sólo debe marcar una cruz en una casilla. Multiplique su regalo, por favor. No se puede dar nada más grande y usted, aunque nadie se lo dijera, que lo harán, contribuiría a una buena causa: estaría salvando el mundo, pues quien da la vida y aparta al enfermo de la muerte, ¿qué es si no un héroe?
Le dejo, a continuación, las dos páginas web. Basta un sí. Recuerde que es justo dar para recibir y que aquél que da sin esperar nada a cambio es digno de encomio. Algo tan sencillo encierra algo tan glorioso. Donar es un acto de amor a la humanidad.
Donación de sangre: http://www.donarsangre.org/index.htm
Donación de órganos: http://www.ont.es/Home?id_nodo=124