El protagonista de Accepted (Admitido, 2006) acaba de terminar el instituto y se encuentra a la espera de que lo admitan en alguna universidad. Para su desesperación, todos los centros rechazan su solicitud. Temiendo defraudar a sus padres, pide ayuda a varios amigos. ¿Cuál será su plan? Convertir un psiquiátrico abandonado en una falsa universidad de tecnología. Se ponen manos a la obra y lo hacen tan bien que hasta los padres pican. A estas alturas, todos nos imaginamos que la película es una comedia y que, tal vez, se trate de una comedia bastante tonta. Aunque nos equivocaríamos.
Lejos de descubrirse todo, las cosas se complican aún más. De repente, un día reciben a cientos de jóvenes que han llegado al supuesto campus, también rechazados del resto de las universidades del país, atraídos por el reclamo de la página web del irreal South Harmon Institute of Technology: "admitido sólo con presentarte". El disparate crece cuando el grupo de jóvenes, en lugar de poner fin al engaño, decide seguir adelante con su proyecto universitario.
Si el espectador pasa por alto todas las licencias que se toman los responsables de Accepted, la cinta le deparará un rato bastante agradable. Además de entretenida, esta película se aparta de la tosquedad de otros títulos como American Pie y, lejos de cintas más serias como El Club de los Poetas Muertos o Rebelión en las aulas, permite una reflexión acerca de los valores actuales, la libertad, el respeto al prójimo y la necesidad de sentirnos realizados. Ése es el gran hallazgo de la película: hacernos creer que, bajo otras premisas, nuestra vida sería una experiencia menos traumática.
Recomiendo un artículo que apareció en La Vanguardia acerca de un estudio sobre la excentricidad. Pinche aquí para leerlo.