Los seres humanos tienen a su alcance lo mínimo para obtener lo máximo. Así lo ha previsto la naturaleza.
Si se despoja a un ser humano de todas sus pertenencias, ¿qué se le arrebata? Sólo el adorno. Los verdaderos tesoros, como las virtudes morales, son parte de nuestra esencia.
Si un rey se mofa de un mendigo y éste le devuelve una sonrisa amable, ¿no convierte el insulto en mendigo al rey y la dignidad del segundo en rey al mendigo?
Miremos dentro de nosotros y esforcémonos en cuidar y fortalecer la genuina riqueza que sólo habita en nuestro interior.