miércoles, 12 de mayo de 2010

UNA NUEVA OPORTUNIDAD (ENTRADA REVISADA)

Dice el refrán que en África, cuando fallece un anciano, una biblioteca se incendia. Seamos positivos y pensemos que, por cada sabio que nos abandona, diez niños aprenden sus primeras letras. Además, así son las exigencias del ciclo vital (o, por lo menos, así ha sido hasta la fecha).

Lo triste de la muerte es haber desperdiciado la vida y no tener ya la oportunidad de redimirse en las postrimerías. Ya he escrito alguna vez que la vida favorece a los intrépidos, esto es, a los que se atreven. Pero en qué consiste esa determinación. Supongo que en hacer aquello que cada uno desea.

Me pregunto si a todos nos llega un momento en la vida para cada cosa y, de ser así, de cuántas oportunidades disponemos para hacerlo bien. Hace unas semanas vi con agrado una película sencilla y emotiva: Last Chance Harvey (en España, Nunca es tarde para enamorarse).

Si es cierto que en breve la depresión y la ansiedad serán las dos enfermedades mentales más frecuentes, por qué no intentamos todos ser más positivos y adoptar una actitud radical: hacer borrón y cuenta nueva, aprender a querernos (el amor es la mejor medicina que existe), pedir ayuda a un profesional, no ocultar nuestros problemas, confiar en la gente adecuada (y, si no la hay en ese momento, no desesperar).

Seguramente los más testarudos advertirán que ésta es una actitud que falsea la realidad ("creer que mi vida es mejor no va a cambiarla", "nadie puede ayudarme por mucho que me lo repita", "mis problemas no tienen solución", "me agobio por todo: nunca podré cambiar eso aunque lo intente", etc.), pero eso es precisamente lo que mejor saben hacer la depresión y la ansiedad. Frente al autoboicot, la esperanza y la ilusión. No permitir que una falsa percepción de nosotros mismos nos pueda herir durante más tiempo. Si lo quieren ver de este modo, escojan una mentira feliz en lugar de una mentira cruel.

Eso sólo se consigue con paciencia y no con rencor, con tenacidad e ilusión en el porvenir y no con desesperación, con firmeza y no con incertidumbre... Se trata de oponerse al sufrimiento y contrarrestar sus efectos mostrando una actitud positiva. Eso ya no es optimismo, es sentido común. Por eso es tan estúpido (pero tan comprensible) dejarse arrastrar por la melancolía.

Todos los pensamientos negativos nos arrebatan pequeños y grandes episodios de nuestra vida. Como no basta con pasar etapas, con vivir una apariencia de vida que no sabe a nada, hay que hacer frente a los problemas. Cuesta mucho alcanzar ese grado de conciencia. Lo bueno es que, llegados a ese punto, todo lo que viene después resulta más fácil y, desde ese instante, se ve la vida de otra manera. Por eso considero prioritario garantizar a todos los seres humanos la posibilidad de llevar una vida plena.

Nunca es tarde para enamorarse cuenta la historia de dos personas que deciden conocerse (con todo lo que ello implica). No deberíamos tener miedo ni a la muerte ni a la vida; en todo caso, a dejar pasar oportunidades porque ¿qué forma es ésa de estar en el mundo?